Una vez, llegado a tu vida
allí desnudo y derrotado
me esperabas tranquila.
Tan bella, tan pura
solo con tu mirar eterno
mis ojos estaban llenos
de terror, de ira.
Al no poder abrazarte
tu belleza de rasgos tan neutros
me desnudaban el alma
una vez los dos solos,
aplacaste mi pena, lentamente
me introduje en su cuerpo,
caminé por senderos insondables
me hizo olvidar el averno.
Por fin me dí cuenta
que era un gran amante,
por fin; descubrí la libertad.
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